: JOHN RAMART: AMOR Y ODIO
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martes, 21 de diciembre de 2010

AMOR Y ODIO



                                                
En la gran ciudad de Madrid, en uno de los muchos edificios existentes, vivían dos hermanos que no pensaban más que en jugar y hacer travesuras. Su padre lo achacaba a la edad.  Había que tener paciencia. Su padre, todas las mañanas se iba a trabajar con la preocupación de que a la vuelta, encontraría a su mujer muy enfadada. El padre no sabía que hacer, pero los días pasaban y no se ponía solución. Los niños fueron creciendo y su conducta no mejoraba. Al llegar a la edad adulta, las cosas fueron de mal en peor, en la casa no había amor, solo desorden, y broncas. Del amor se paso al odio. Este originaba, peleas cada vez mas violentas. Llego el día que la violencia fue tal, que los padres fueron asesinados por sus hijos. Estos fueron detenidos y llevados a comisaría, interrogados, juzgados y encarcelados para el resto de sus vidas. Aquellos niños traviesos, se habían convertido en dos personas intratables, sin cariño, odiando a todo, y a todos. Los días eran muy largos, todos eran iguales. Levantarse por la mañana, ir a comer (si es que se le podía llamar comida), después hacer los trabajos habituales, limpiar, lavar, planchar, (dependiendo de lo que te tocara), a comer, descanso de una hora, salida al patio, lectura etc… y a dormir, si es que podían dormir con los ronquidos de su compañero o simplemente que su cabeza les dejara. No querían saber nada de nadie, ni de nada, no hablaban con nadie, no se sentaban con nadie, no hablaban ni entre ellos mismos. Eran como fieras, no se si se les había olvidado hablar. Los otros reclusos les tenían miedo. Un día que estaban en el comedor haciendo cola con la bandeja, al llegar su turno, uno de los presos les dijo que se habían colado. Este preso era una masa de músculos, con cincuenta cicatrices por todo el cuerpo y famoso no por eso, sino por su violencia. Unos de sus hermanos se dio la vuelta y sin decir palabra le agarro de la cabeza y se la retorcio.El cuerpo quedo inerte, sin moverse.  Mientras lo atendían, los hermanos se dedicaban a comer sin decir palabra. Uno de los carceleros se les acerco pidiendo que por favor se levantaran y le acompañaran. Estos siguieron comiendo, haciendo caso omiso. El carcelero tras ver la aptitud de los dos hermanos, volvió a decirles que le acompañaran, en una postura un poco más severa. Entonces los dos hermanos se levantaron, cogieron sus bandejas, las dejaron en su lugar y dijeron al carcelero que no dejaba ni comer. Ya hemos terminado, ahora vamos donde tu quieras. Fueron llevados delante del director del centro, que cuando los vio entrar, no pudo reprimir su estado de nervios y directamente los mando una semana sin salir al patio de actividades. Poco les importaba el no salir. Los castigos por parte del director del centro, eran siempre los mismos. Que castigo vas ha imponer a una persona que se va a tirar toda su vida en la cárcel. Sus vidas transcurrían sin ningún sentido. Los propios carceleros de la prisión los tenían de lado, no entendían su forma de actuar, ni su comportamiento tan violento. Eran como dos vegetales andantes, con una enorme capacidad de engendrar problemas.
Normalmente a la tarde uno de los reclusos pasaba por la biblioteca y cogia libros de aventuras, terror, policíaco, formación, religiosas, de todo un poco e iba celda por celda dándolas o cambiándolas. A este recluso lo llamaban ¨Leon¨, porque decían que siempre estaba gruñendo, y se metía mucho con sus compañeros, era un poco pesado. Cuando pasaba por las celdas, los hermanos ni se inmutaban, ¨Leon¨ les golpeaba los barrotes con fuerza para asustarles y gritarles, ¡libros, revistas, caramelos, pipas!, y se les ponía a hablarles, diciéndoles cosas del tipo: vosotros lo máximo que habéis leído son los carteles de los baños, hombres o mujeres. No sabéis lo que os perdéis, salir de vuestro muro interior y dar algo a los demás o por lo menos daros algo a vosotros mismos. Por lo menos que uno lea y el otro escuche, un día uno y otro día otro. Seguro que cuando salga de esta asquerosa prisión y ya no este aquí, el que venga a sustituirme le cogeréis un libro, y encima seréis simpáticos. Que sepáis que me queda una semana y después no quiero saber nada de vosotros, que sois los dos unos animales. En ese momento los dos hermanos se levantaron y se dirigieron hacia la puerta de la celda. Yo no daba crédito, pero dijeron ¨te haremos caso¨.No se cual fue el motivo real, pero la impresión era que querían que se fuera para no aguantarlo. Pasaban los días y no cambiaba nada, los dos hermanos seguían con su misma aptitud. Hasta que paso algo extraño, inesperado, que a todos les hizo pensar.
Un día por la tarde los hermanos estaban tumbados como de costumbre, cuando empezaron a oír abucheos, gritos, risas, en definitiva mucho escándalo. Todo se debía a que en la puerta principal apareció un recluso, muy bajito, regordete, con cara de buena persona, con una vestimenta pequeña para su volumen y unas gafas enormes. Al verle daba aspecto de payaso de circo, hacia reír. Según entro, se presento: me llamo Aurelio y soy vuestro nuevo compañero y bibliotecario. Ruego que saquéis vuestros libros o revistas por fuera de las rejas de la celda, para que yo os pueda atender lo mejor y más rápidamente posible. Quiero que tratéis los libros y las revistas como si fueran vuestros padres o novias, quien las entregue dañadas, tendrán dos días de castigo sin biblioteca. Si queréis algún libro en especial me lo podéis decir con un día de antelación, y así os lo podré traer. No se por que viene tanto revuelo, ¿que pasa que el antiguo bibliotecario os trataba mal? Ah otra cosa, ruego disculpéis mis errores, también soy muy despistado.
Empezare por abajo y terminare por arriba.Todo fue transcurriendo con normalidad, tardaba un poco mas en cada celda por ser el primer día, pero a Aurelio se le veía que entendía en la materia.Del libro que le hablasen, el siempre tenia un halagó o una critica, dando fragmentos del libro, con lo que demostraba un gran conocimiento de ellos.
Era una persona muy amable, cariñosa y bondadosa, nadie podía entender como una persona así podía estar allí. Le gustaba enseñar todo lo que sabía y podía, era un tipo entrañable y lo estaba demostrando el primer día. Uno de los reclusos pregunto al bibliotecario porque estaba allí. El, muy serio, bajando la cabeza le dijo, que el querer a un hermano le había llevado hasta allí. Por lo visto el y su hermano vivían juntos en una casa a las afueras de Madrid. Un día Aurelio volvía a casa fue a abrir la puerta y se encontró que su hermano estaba discutiendo con una persona que el no conocía, la cosa se puso cada vez mas fea, el caso es que se empezaron a pegar, con la mala suerte que el extraño se cae y se da un mal golpe en las sienes, quedando muerto en el acto. El hermano salio corriendo y dejo solo a Aurelio que no sabia que hacer. La mala suerte que los vecinos habían oído alboroto y llamaron a la policía. En ese momento se presentaron y pillaron a Aurelio incorporando al muerto, manchado de sangre. Un desgraciado caso de mala suerte y de cobardía por parte del hermano. Notaron tanto dolor al preguntarle la primera vez, que desistieron de hacerlo otra. Cuando llego a la celda de los hermanos, todo fue muy diferente de lo habitual, los hermanos estaban de pie esperándole. Aurelio dio las buenas tardes y los hermanos contestaron buenas tardes Aurelio. Todas las celdas se quedaron mudas. El propio Aurelio se dio cuenta del silencio que se produjo en la sala. Al ver la reacción de sus compañeros este hizo caso omiso y continuo. ¡Qué tal chicos! Me habían comentado que erais un poco negados para la lectura, que no queríais saber nada de libros, pero veo que no es así, pero mejor no hacer ni caso, vamos a seguir. Un momento, dijo uno de los hermanos; al ultimo bibliotecario le dijimos hacerte caso y así va ha ser. Aurelio no entendió ese comentario, pero se limito a continuar. Muy bien chicos, que os va ha apetecer esta semana, libro, revista. Uno de ellos dijo; un libro. De que lo queréis. Tengo un libro que estaba prácticamente escondido y lo he rescata de la estantería, me parece muy interesante. Trata de las vivencias de unos padres con sus hijos. El autor no es conocido, pero bueno eso da igual. Seguro que os gusta, es un tema muy actual. Los hermanos cogieron el libro lo hojearon un momento y lo dejaron a un lado de la cama. Uno de los hermanos, pregunto a Aurelio que cuantos libros había en la biblioteca. Este le contesto que muchísimos, que no le daría tiempo a leerse todos, por mucho que estuviera allí. Uno de los hermanos contesta, toda una vida me queda por estar aquí, y quiero leerme todos los libros que pueda, me ayudaras Aurelio. Claro que si, cuenta conmigo, yo te informo de los libros y vosotros os los leéis. De acuerdo. Aurelio se despidió hasta el día siguiente, diciéndoles que disfrutaran del libro, que les hará soñar y llevar sus mentes a otro sitio. Ser felices. Al llegar la noche uno de los hermanos cogio el libro y se disponía a leer en alto, lo mas alto que pudiese sin molestar a nadie y que no le oyeran los carceleros. El titulo era¨Padres¨. Empezó a leer lentamente, poco a poco. Los años habían pasado sin coger un libro y la dificultad de lectura de los hermanos era notable. Pasaron los minutos, luego las horas, hasta que cuando se dieron cuenta era de día, no se lo podían creer, un libro les había tenido entretenido toda la noche sin dormir. El libro les había echo reír, llorar, todo eso, simplemente un puñado de hojas que estaban casi perdidas en el fondo de un estante. ¿Quien seria la persona tan buena e inteligente que habría podido escribir aquellas palabras? abrió el libro y allí en una esquina ponía Carlos García Pérez y a su lado una foto. Cuando uno de los hermanos la vio, sus lágrimas se volvieron torrentes y su tristeza era tal, que no podía ni hablar. Su hermano se acerco y le pregunto, pero que te pasa, solo es un libro. ¿Sabes quien escribió este maravilloso libro, de unos hijos mal educados? No, dímelo. TU PADRE.
Desde aquel día, todo cambio en aquellos dos hermanos. Se pasaban leyendo libros a todas horas mañana, tarde y noche. Leían cualquier cosa, daba igual de que fuera. Su relación con Aurelio se fue incrementando gracias a los libros. Aurelio no daba a vasto trayendo libros a los hermanos. Cada vez que pasaba por su celda, hacían tertulias del libro leído y de los futuros a leer. Nadie se podía imaginar que esa relación iba a crear ser muy buenos amigos. El cambio fue radical con sus compañeros de celdas, eran amigables, hablaban con todo el mundo, estaban siempre dispuestos a ayudar. Procuraban inculcar la lectura a sus compañeros, llegando a ser un poco molestosos. Pero su compañeros no les preocupaba, se sentían a gusto con ellos. Fue pasando el tiempo, y aquellos muchachos mal criados se convirtieron en dos personas que eran queridas en la cárcel, muy apreciados, incluso por los carceleros y directores del centro. Dentro llegaron a ser una institución. Formaron dentro del centro una asociación, para los padres de los reclusos, para que estos estuvieran enterados de todo lo referente a sus hijos dentro del centro, aptitudes, comportamientos etc.…También había clases de integración entre padres y reclusos, que era donde mas hincapié ponían los hermanos. Para que padres e hijos llevaran la misma dirección y no pasara lo que a ellos les paso. El libro que les dejo Aurelio lo tenían guardado en su celda. Para ellos era lo más valioso que tenían de su familia. No podían echar atrás aquellos años perdidos, borrarlos de sus cabezas como si no hubiera pasado nada. Su comportamiento no tenia perdón por lo que habían echo, siempre lo llevaríamos encima de sus hombros la carga de haber asesina a sus padres con la indiferencia que el que mata a una hormiga. Por muchos años que estuvieran allí, nunca pagarían lo que hicieron a unos padres que les quisieron darles todo su amor, y cariño. Ellos no supieron verlo, ni quisieron verlo. Como una persona puede llegar a ese extremo, de maldad, egoísmo, brutalidad, no tienen bastantes adjetivos para  lo que hicieron. Por mucho que quisieron hacer dentro de la cárcel, nunca podrían estar tranquilos consigo mismo, en su interior algo le diría soy un asesino. La historia de mis dos nietos es una historia triste, y muy desagradable, pero creo que era necesario mostrar al público, con ayuda de compañeros de la cárcel y la mía propia, lo que puede llegar a ser una persona. No se las causas, ni los motivos, de ese comportamiento, porque ahora ya daría igual, pero lo que si se, es que estos energúmenos, mataron a sus padres, y por muchos años que estén metidos en esa pocilga, nunca pagaran lo que hicieron. Se han querido poner en contacto conmigo, pero no puedo ponerme delante de ellos, sin tener que pensar que eran mis nietos, porque ahora para mí ya no son nada. No se que querían decirme, seguro que pedirme perdón. Pero ahora no tiene sentido esa aptitud. Yo ya he sufrido con la muerte de mi hijo,  ahora que ellos sufran por la muerte de su abuelo.


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